jueves, 20 de junio de 2013

Ensayo


La religión en: Pedro Paramo, Los de Abajo y Crónica de una muerte anunciada

He decidido abordar el tema de la religión en estas tres obras, ya que la religiosidad es algo que siempre está presente en el ser humano y por lo general, es el consuelo de los más pobres y desamparados, ya que en estos libros abordan mayoritariamente a esta población, es inevitable no notar que el puente que une estos libros es la religión (entre otros elementos).
Para empezar, deseo definir religión; La religión es una actividad humana que suele abarcar creencias y prácticas sobre cuestiones de tipo existencial, moral y sobrenatural. Se habla de religiones para hacer referencia a formas específicas de manifestación del fenómeno religioso, compartidas por los diferentes grupos humanos.
La religión en México es un tema notorio ya que a pesar de haber sido impuesto por los españoles, permanece arraigada en las tradiciones y costumbres del día a día del mexicano, está de más decir que es un pueblo profundamente religioso.
Y no cualquier religión, sino la católica, que es la que suplanta a nuestras deidades y que se nos es arraigada en todo lo que nos rodea en nuestras vidas.
Debo mencionar que las tres obras están situadas en México o eso parece, bueno, al menos la mayoria ya que en Cronica de un muerte anunciada se situa la historia en El Caribe y las tres obras obviamente hacen mención de la religión.
La religión, la iglesia, son tomados como sagrados, donde se busca la liberación del alma, que se otorgue el perdón a los pecados, al sufrimiento.
La religiosidad en Pedro Paramo, tiene más peso que en los otros libros, por el hecho en que uno de los personajes es un sacerdote, que trata de ayudar y absolver de los pecados a la gente de Cómala, para encontrar al mismo tiempo su propia salvación (aunque ya esté muerto), y por ello su ardua tarea de encomendar a todos a Dios, aunque, suele haber excepciones.
-Yo sé que usted lo odiaba, padre. Y con razón. El asesinato de su hermano, que según rumores fue cometido por mi hijo, el caso de su sobrina Ana, violada por él según el juicio de usted; las ofensas y falta de respeto que le tuvo en ocasiones, son motivos que cualquiera puede admitir. Pero olvídese ahora, padre. Considérelo y perdónelo como quizá Dios lo haya perdonado.
Puso sobre el reclinatorio un puño de monedas de oro y se levantó: -Reciba eso como una limosna para su iglesia.
La iglesia estaba ya vacía. Dos hombres esperaban en la puerta a Pedro Páramo, quien se juntó con ellos, y juntos siguieron el féretro que aguardaba descansando sobre los hombros de cuatro caporales de la Media Luna. El padre Rentería recogió las monedas una por una y se acercó al altar.
-Son tuyas -dijo-. Él puede comprar la salvación. Tú sabes si éste es el precio. En cuanto a mí, Señor, me pongo ante tus plantas para pedirle lo justo o lo injusto, que todo nos es dado pedir...
Por mí condénalo, Señor. Y cerró el sagrario.
En este pequeño fragmento se denota el odio que sentía el padre Rentería hacia Miguel Paramo y su deseo de castigo, sin embargo a pesar de guardar rencor, también tenía una necesidad grande de ayudar a otros…aunque no lo deseen, ejemplo claro está, Susana San Juan:
El padre Rentería le dijo:
-He venido a confortarte, hija.
-Entonces adiós, padre -contestó ella-. No vuelvas. No te necesito.
Y no solo una vez, lo rechazo, también cuando estaba a punto de morir, cito:
El padre Rentería repasó con la vista las figuras que estaban alrededor de él, esperando el último momento. Cerca de la puerta, Pedro Páramo aguardaba con los brazos cruzados; en seguida, el doctor Valencia, y junto a ellos otros señores. Más allá, en las sombras, un puño de mujeres a las que se les hacía tarde para comenzar a rezar la oración de difuntos.
Tuvo intenciones de levantarse. Dar los santos óleos a la enferma y decir: "He terminado." Pero no, no había terminado todavía. No podía entregar los sacramentos a una mujer sin conocer la medida de su arrepentimiento.
Le entraron dudas. Quizá ella no tenía nada de que arrepentirse. Tal vez él no tenía nada de que perdonarla. Se inclinó nuevamente sobre ella y, sacudiéndole los hombros, le dijo en voz baja:
-Vas a ir a la presencia de Dios. Y su juicio es inhumano para los pecadores.
Luego se acercó otra vez a su oído; pero ella sacudió la cabeza: -¡Ya váyase, padre! No se mortifique por mí. Estoy tranquila y tengo mucho sueño.
El final del Padre Rentería es incierto, pero lo que es seguro, es que, Cómala y todo Pedro Paramo, están llenos de oraciones y creencias, oraciones por los muertos que abundan en el pueblo, que arraigados a su religiosidad catolica buscan ayuda divina, desde su miseria y quizá eso necesitan para descansar, una oración, una veladora, pero de los vivos.
En cuanto a Los de abajo, la religión catolica está en boca de todos, ya sea en un “Dios no lo quiera” hasta en una oración y al igual que en Pedro Paramo, muestra una población muy apegada a la religiosidad, como consuelo y refugio de males.
El primer acercamiento al culto religioso que se menciona es el de cuando encuentran Demetrio y sus hombres, a camaradas colgados de los árboles, cito:
Eran ellos Serapio y Antonio. Los reconocieron, y Anastasio Montañés rezó entre dientes:
— Padre nuestro que estás en los cielos...
— Amén —rumorearon los demás, con la cabeza inclinada y el sombrero sobre el pecho.
Destaca Los de abajo por sus frases que aluden siempre a Dios  y religión, la mayoría de ellos, en agradecimiento por ejemplo:
¡Gracias a Dios! ¡Un alma compasiva y una gorda topeteada de chile y frijoles nunca faltan!
¡Dios los bendiga! ¡Dios los ayude y los lleve por buen camino!...
¡Dios se lo pague!
Más no siempre la religión es usada para fines benévolos pues sabiendo Demetrio que es el aliento y fortaleza de los hombres, la usa astutamente a su favor para tratar de obtener información de Luis Cervantes:
Demetrio, como siempre, pensó y vaciló mucho antes de tomar una decisión.
—A ver, Codorniz, ven acá. Mira, pregunta por una capilla que hay como a tres leguas de aquí. Anda
y róbale la sotana al cura.
— Pero ¿qué va a hacer, compadre? —preguntó Anastasio pasmado.
— Si este curro viene a asesinarme, es muy fácil sacarle la verdad. Yo le digo que lo voy a fusilar.
La Codorniz se viste de padre y lo confiesa. Si tiene pecado, lo trueno: si no, lo dejo libre.
Con ello, a diferencia de los demás personajes, queda claro que Demetrio no es un hombre de fe si no que, busca sacar provecho de cuanto medio se le atraviese, así sea la misma iglesia, primero haciendo pasar a uno de sus hombres por sacerdote y después, usando  la capilla del pueblo como breve refugio mientras combate a los federales.
Luego que estuvieron en el callejón, uno tras otro, arrimados a las paredes, corrieron hasta ponerse detrás del templo.
Había que saltar primero una tapia, en seguida el muro posterior de la capilla.
"Obra de Dios", pensó Demetrio. Y fue el primero que la escaló.
Cual monos, siguieron tras él los otros, llegando arriba con las manos estriadas de tierra y de sangre. El resto fue más fácil: escalones ahuecados en la mampostería les permitieron salvar con ligereza el  muro de la capilla; luego la cúpula misma los ocultaba de la vista de los soldados.
Un punto importante que note también, es el que no se deja de lado las viejas supersticiones si no que estas se combinan con la misma fe católica, de ejemplo claro está, cuando la madre de Camila, afirma que le han hecho un maleficio a su hija.
“A mi hija le han hecho mal de ojo", rumoreó seña Agapita, perpleja.
Meditó mucho tiempo, y cuando lo hubo reflexionado bien, tomó una decisión: de una estaca clavada en un poste del jacal, entre el Divino Rostro y la Virgen de Jalpa, descolgó un barzón de cuero crudo que servía a su marido para uncir la yunta y, doblándolo, propinó a Camila una soberbia golpiza para sacarle todo el daño.
En adelante no se vuelve a hacer mención de Dios ni de la iglesia, más que en expresiones de gratitud, mencionadas anteriormente, por conclusión en este libro no me cabe más que decir que la religiosidad es una muestra de la esperanza que tiene el pueblo en algo más allá de su entendimiento que otorga y quita vida, da consuelo y desde luego alivia.
En cuanto a Crónica de una muerte anunciada, esta obra en contraste con las otras, la religión está presente como un elemento destacado, como un punto en el que se desenvuelve la historia pues la visita del obispo desencadena una serie de eventos.
El obispo no se bajó del buque. Había mucha gente en el  puerto además de las autoridades y los niños de las escuelas, y por todas partes se veían los huacales de gallos bien cebados que le llevaban de regalo al obispo, porque la sopa de crestas era su plato predilecto. En el muelle de carga había tanta leña arrumada, que el buque habría necesitado por lo menos dos horas para cargarla. Pero no se detuvo. Apareció en la vuelta del río, rezongando como un dragón, y entonces la banda de músicos empezó a tocar el himno del obispo, y los gallos se pusieron a cantar en los huacales y alborotaron a los otros gallos del pueblo.
Y las exclamaciones que aluden a la religión, están presentes también pero son relativamente pocas, mas se puede notar la influencia católica en los nombres de los personajes, por ejemplo Divina Flor, Cristo Bedoya.
 En conclusión en la religión el hombre busca siempre un consuelo y/o esperanza que un ser del más allá de poderes incomprensibles, intervenga por ellos y resuelva sus problemas, es por eso que encuentro lógico que la religión sea incluida en los tres libros pues es una salida fácil para los personajes, que se encuentran en situaciones difíciles.



Bibliografía:
*Azuela, Mariano, Los de abajo, en: http://www.biblioteca.org.ar/libros/142337.pdf. Consultado el día 13 de junio, 2013.
*García Márquez, Gabriel, Crónica de una muerte anunciada en: http://biblio3.url.edu.gt/Libros/cromuerte.pdf, Consultado el día 13 de junio, 2013.

*Rulfo, Juan, Pedro Paramo, en: http://www.bibliotecasvirtuales.com/biblioteca/literaturalatinoamericana/rulfo/pedroparamo/. Consultado el día 13 de junio, 2013.

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