La religión
en: Pedro Paramo, Los de Abajo y Crónica de una muerte anunciada
He
decidido abordar el tema de la religión en estas tres obras, ya que la
religiosidad es algo que siempre está presente en el ser humano y por lo general,
es el consuelo de los más pobres y desamparados, ya que en estos libros abordan
mayoritariamente a esta población, es inevitable no notar que el puente que une
estos libros es la religión (entre otros elementos).
Para
empezar, deseo definir religión; La religión es una actividad humana que suele
abarcar creencias y prácticas sobre cuestiones de tipo existencial, moral y
sobrenatural. Se habla de religiones
para hacer referencia a formas específicas de manifestación del fenómeno
religioso, compartidas por los diferentes grupos humanos.
La
religión en México es un tema notorio ya que a pesar de haber sido impuesto por
los españoles, permanece arraigada en las tradiciones y costumbres del día a día
del mexicano, está de más decir que es un pueblo profundamente religioso.
Y
no cualquier religión, sino la católica, que es la que suplanta a nuestras
deidades y que se nos es arraigada en todo lo que nos rodea en nuestras vidas.
Debo
mencionar que las tres obras están situadas en México o eso parece, bueno, al menos la mayoria ya que en Cronica de un muerte anunciada se situa la historia en El Caribe y las tres obras obviamente hacen mención de la
religión.
La
religión, la iglesia, son tomados como sagrados, donde se busca la liberación
del alma, que se otorgue el perdón a los pecados, al sufrimiento.
La
religiosidad en Pedro Paramo, tiene más peso que en los otros libros, por el
hecho en que uno de los personajes es un sacerdote, que trata de ayudar y
absolver de los pecados a la gente de Cómala, para encontrar al mismo tiempo su
propia salvación (aunque ya esté muerto), y por ello su ardua tarea de
encomendar a todos a Dios, aunque, suele haber excepciones.
-Yo sé que usted lo odiaba,
padre. Y con razón. El asesinato de su hermano, que según rumores fue cometido
por mi hijo, el caso de su sobrina Ana, violada por él según el juicio de
usted; las ofensas y falta de respeto que le tuvo en ocasiones, son motivos que
cualquiera puede admitir. Pero olvídese ahora, padre. Considérelo y perdónelo
como quizá Dios lo haya perdonado.
Puso sobre el reclinatorio
un puño de monedas de oro y se levantó: -Reciba eso como una limosna para su
iglesia.
La iglesia estaba ya vacía.
Dos hombres esperaban en la puerta a Pedro Páramo, quien se juntó con ellos, y
juntos siguieron el féretro que aguardaba descansando sobre los hombros de
cuatro caporales de la Media Luna. El padre Rentería recogió las monedas una
por una y se acercó al altar.
-Son tuyas -dijo-. Él puede
comprar la salvación. Tú sabes si éste es el precio. En cuanto a mí, Señor, me
pongo ante tus plantas para pedirle lo justo o lo injusto, que todo nos es dado
pedir...
Por mí condénalo, Señor. Y
cerró el sagrario.
En
este pequeño fragmento se denota el odio que sentía el padre Rentería hacia
Miguel Paramo y su deseo de castigo, sin embargo a pesar de guardar rencor,
también tenía una necesidad grande de ayudar a otros…aunque no lo deseen,
ejemplo claro está, Susana San Juan:
El padre Rentería le dijo:
-He venido a confortarte,
hija.
-Entonces adiós, padre
-contestó ella-. No vuelvas. No te necesito.
Y
no solo una vez, lo rechazo, también cuando estaba a punto de morir, cito:
El padre Rentería repasó con
la vista las figuras que estaban alrededor de él, esperando el último momento.
Cerca de la puerta, Pedro Páramo aguardaba con los brazos cruzados; en seguida,
el doctor Valencia, y junto a ellos otros señores. Más allá, en las sombras, un
puño de mujeres a las que se les hacía tarde para comenzar a rezar la oración
de difuntos.
Tuvo intenciones de
levantarse. Dar los santos óleos a la enferma y decir: "He
terminado." Pero no, no había terminado todavía. No podía entregar los
sacramentos a una mujer sin conocer la medida de su arrepentimiento.
Le entraron dudas. Quizá
ella no tenía nada de que arrepentirse. Tal vez él no tenía nada de que
perdonarla. Se inclinó nuevamente sobre ella y, sacudiéndole los hombros, le
dijo en voz baja:
-Vas a ir a la presencia de
Dios. Y su juicio es inhumano para los pecadores.
Luego se acercó otra vez a
su oído; pero ella sacudió la cabeza: -¡Ya váyase, padre! No se mortifique por
mí. Estoy tranquila y tengo mucho sueño.
El
final del Padre Rentería es incierto, pero lo que es seguro, es que, Cómala y todo
Pedro Paramo, están llenos de oraciones y creencias, oraciones por los muertos
que abundan en el pueblo, que arraigados a su religiosidad catolica buscan ayuda divina,
desde su miseria y quizá eso necesitan para descansar, una oración, una
veladora, pero de los vivos.
En
cuanto a Los de abajo, la religión catolica está en boca de todos, ya sea en un “Dios no
lo quiera” hasta en una oración y al igual que en Pedro Paramo, muestra una
población muy apegada a la religiosidad, como consuelo y refugio de males.
El
primer acercamiento al culto religioso que se menciona es el de cuando
encuentran Demetrio y sus hombres, a camaradas colgados de los árboles, cito:
Eran ellos Serapio y
Antonio. Los reconocieron, y Anastasio Montañés rezó entre dientes:
— Padre nuestro que estás en
los cielos...
— Amén —rumorearon los
demás, con la cabeza inclinada y el sombrero sobre el pecho.
Destaca
Los de abajo por sus frases que
aluden siempre a Dios y religión, la mayoría
de ellos, en agradecimiento por ejemplo:
¡Gracias a Dios! ¡Un alma
compasiva y una gorda topeteada de chile y frijoles nunca faltan!
¡Dios los bendiga! ¡Dios los
ayude y los lleve por buen camino!...
¡Dios se lo pague!
Más
no siempre la religión es usada para fines benévolos pues sabiendo Demetrio que
es el aliento y fortaleza de los hombres, la usa astutamente a su favor para
tratar de obtener información de Luis Cervantes:
Demetrio, como siempre,
pensó y vaciló mucho antes de tomar una decisión.
—A ver, Codorniz, ven acá.
Mira, pregunta por una capilla que hay como a tres leguas de aquí. Anda
y róbale la sotana al cura.
— Pero ¿qué va a hacer,
compadre? —preguntó Anastasio pasmado.
— Si este curro viene a
asesinarme, es muy fácil sacarle la verdad. Yo le digo que lo voy a fusilar.
La Codorniz se viste de
padre y lo confiesa. Si tiene pecado, lo trueno: si no, lo dejo libre.
Con
ello, a diferencia de los demás personajes, queda claro que Demetrio no es un
hombre de fe si no que, busca sacar provecho de cuanto medio se le atraviese, así
sea la misma iglesia, primero haciendo pasar a uno de sus hombres por sacerdote
y después, usando la capilla del pueblo
como breve refugio mientras combate a los federales.
Luego que estuvieron en el
callejón, uno tras otro, arrimados a las paredes, corrieron hasta ponerse detrás
del templo.
Había que saltar primero una
tapia, en seguida el muro posterior de la capilla.
"Obra de Dios",
pensó Demetrio. Y fue el primero que la escaló.
Cual monos, siguieron tras
él los otros, llegando arriba con las manos estriadas de tierra y de sangre. El
resto fue más fácil: escalones ahuecados en la mampostería les permitieron
salvar con ligereza el muro de la
capilla; luego la cúpula misma los ocultaba de la vista de los soldados.
Un
punto importante que note también, es el que no se deja de lado las viejas
supersticiones si no que estas se combinan con la misma fe católica, de ejemplo
claro está, cuando la madre de Camila, afirma que le han hecho un maleficio a
su hija.
“A mi hija le han hecho mal
de ojo", rumoreó seña Agapita, perpleja.
Meditó mucho tiempo, y
cuando lo hubo reflexionado bien, tomó una decisión: de una estaca clavada en
un poste del jacal, entre el Divino Rostro y la Virgen de Jalpa, descolgó un
barzón de cuero crudo que servía a su marido para uncir la yunta y, doblándolo,
propinó a Camila una soberbia golpiza para sacarle todo el daño.
En
adelante no se vuelve a hacer mención de Dios ni de la iglesia, más que en
expresiones de gratitud, mencionadas anteriormente, por conclusión en este
libro no me cabe más que decir que la religiosidad es una muestra de la
esperanza que tiene el pueblo en algo más allá de su entendimiento que otorga y
quita vida, da consuelo y desde luego alivia.
En
cuanto a Crónica de una muerte anunciada,
esta obra en contraste con las otras, la religión está presente como un
elemento destacado, como un punto en el que se desenvuelve la historia pues la
visita del obispo desencadena una serie de eventos.
El obispo no se bajó del buque.
Había mucha gente en el puerto además de
las autoridades y los niños de las escuelas, y por todas partes se veían los
huacales de gallos bien cebados que le llevaban de regalo al obispo, porque la sopa
de crestas era su plato predilecto. En el muelle de carga había tanta leña arrumada,
que el buque habría necesitado por lo menos dos horas para cargarla. Pero no se
detuvo. Apareció en la vuelta del río, rezongando como un dragón, y entonces la
banda de músicos empezó a tocar el himno del obispo, y los gallos se pusieron a
cantar en los huacales y alborotaron a los otros gallos del pueblo.
Y
las exclamaciones que aluden a la religión, están presentes también pero son
relativamente pocas, mas se puede notar la influencia católica en los nombres
de los personajes, por ejemplo Divina Flor, Cristo Bedoya.
En conclusión en la religión el hombre busca
siempre un consuelo y/o esperanza que un ser del más allá de poderes
incomprensibles, intervenga por ellos y resuelva sus problemas, es por eso que
encuentro lógico que la religión sea incluida en los tres libros pues es una
salida fácil para los personajes, que se encuentran en situaciones difíciles.
Bibliografía:
*Azuela,
Mariano, Los de abajo, en: http://www.biblioteca.org.ar/libros/142337.pdf.
Consultado el día 13 de junio, 2013.
*García
Márquez, Gabriel, Crónica de una muerte anunciada en:
http://biblio3.url.edu.gt/Libros/cromuerte.pdf, Consultado el día 13 de junio,
2013.
*Rulfo,
Juan, Pedro Paramo, en: http://www.bibliotecasvirtuales.com/biblioteca/literaturalatinoamericana/rulfo/pedroparamo/.
Consultado el día 13 de junio, 2013.